«Poemas Mínimos» es una arquitectura del alma humana, construida con los materiales esenciales: silencio, reflexión y emoción. Una voz firme en la literatura breve contemporánea, que no teme mirar hacia dentro para hablarnos a todos.
Por Ehab Soltan
HoyLunes – En tiempos donde la palabra se estira hasta la fatiga, Atilano Sevillano opta por la contención, por la palabra justa, por la delicadeza de lo mínimo. Su más reciente obra, «Poemas Mínimos» (Ediciones Rilke, 2025), es un testimonio del poder de la brevedad. En este poemario, el autor despliega una poesía introspectiva y meditativa, despojada de ornamentos, en la que cada verso se convierte en una llave hacia lo esencial.
Los poemas que conforman esta quinta obra poética se caracterizan por su sencillez, claridad y defensa de una palabra desnuda, sin artificios. A través de una escritura versolibrista fronteriza, Atilano entrelaza pensamiento, aforismo y poesía en un ejercicio de hibridación de géneros. En sus versos, breves pero densos de contenido, se abordan temas universales: el amor, el desamor, la soledad, el paso del tiempo, la muerte, los sueños, el silencio, la identidad, el sentido de la vida. Es una poesía que no busca respuestas definitivas, sino que se permite la duda, la pregunta, el susurro.

Atilano Sevillano escribió «Poemas mínimos» desde un lugar íntimo y lúcido: el deseo de hacer de la poesía un espacio accesible, claro y vital. No buscaba ornamentos ni grandes gestos, sino algo más escurridizo y esencial: la transparencia. En una época donde las palabras a menudo se desgastan en su propia exuberancia, él optó por lo mínimo. Y en lo mínimo encontró lo esencial.
El germen de este libro fue una vieja fascinación por el haiku, ese pequeño arte japonés de nombrar el mundo sin interferir en él. En su brevedad encontró una posibilidad: decir mucho con poco. De allí nació este poemario, que no pretende imponerse sino acompañar, dejar una huella leve, casi un susurro.
Pero también hay en esta obra una raíz que se hunde en su vida como docente. Durante años, enseñando Lengua y Literatura, Atilano comprendió algo fundamental: uno aprende literatura mientras la enseña. Fue ahí, en medio de clases y lecturas compartidas, donde encontró la chispa. Como dijo María Negroni, un poema es la forma más breve y concisa de ordenar un mundo. Atilano añadiría que también es una manera de conocerse a uno mismo. Y en cada uno de estos poemas mínimos —contenidos, precisos, pero cargados de verdad— hay un intento de ordenar, y sobre todo, de entender.
Este libro destaca por su versatilidad formal y estructural, por su ritmo natural y cadencia medida, por el uso intencional del silencio como parte del lenguaje. La renuncia a la rima no implica pérdida de musicalidad, sino que da paso a una expresión más íntima y sincera. Hay en su escritura una fuerte vocación metaliteraria: la conciencia constante del lenguaje, la reflexión sobre el acto mismo de escribir, la invitación a mirar dentro de uno mismo. Muchos de los poemas se leen como si fueran susurrados al oído, generando una cercanía emocional genuina con el lector.
Atilano Sevillano (Argusino de Sayago, Zamora, 1954) reside en Valladolid, España. Doctor en Filología Hispánica, licenciado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, y también en Psicología, Sevillano posee una formación académica sólida que respalda la hondura de su escritura. Está incluido en el «Diccionario de Escritores de Castilla y León», y su trayectoria literaria es amplia, variada y profundamente coherente con una ética de la brevedad y la sustancia.
Autor de una obra plural y precisa, ha cultivado la poesía visual como miembro del Colectivo DARt y ha publicado el volumen «La Mirada (lecto) Escrita y otros arteFactos» (Ediciones Babilonia, 2024). Cofundador de las revistas «Aljaba», «Poiesis» y «Cármenes», su trabajo editorial ha contribuido activamente a la difusión y reflexión sobre la poesía contemporánea. Asimismo, es coautor del libro de texto «Literatura española y universal» (McGraw-Hill, 1999).

Su bibliografía abarca géneros diversos. En la aforística, destacan «Esquirlas» (Alhulia, 2020) y «Breverías» (Libros del Aire, 2024). En poesía, ha publicado cinco poemarios: «Presencia indebida» (Devenir, 1999), con prólogo del reconocido poeta Claudio Rodríguez, «Hojas volanderas» (Celya, 2008), «Trazos. Haikus y otros poemas breves» (Vitruvio, 2020), «Las cuatro estaciones. Haikus para jóvenes lectores» (Gunis, 2023) y el ya mencionado «Poemas mínimos».
También ha explorado el relato hiperbreve en obras como «De los derroteros de la palabra» (Celya, 2010), «Lady Ofelia y otros microrrelatos» (Amarante, 2015), «Al pie de la letra. Microrrelato de la A a la Z» (PiEdiciones, 2017) y «Minificciones de diván» (PiEdiciones, 2018). En teatro, ha ofrecido propuestas innovadoras como «Microteatro. Piezas (hiper)breves para gente joven» (Castilla Ediciones, 2021) y «Teatro mínimo» (Íbera Ediciones, 2022).

Atilano Sevillano y su libro «Poemas Mínimos» forman parte del prestigioso proyecto “Detrás de cada libro hay una historia”, impulsado por el Consejo Literario Independiente de «Viajes Literarios» y «Drama Social». Esta iniciativa reúne a escritores de distintas nacionalidades con el propósito de celebrar la diversidad de voces que dan forma a la literatura contemporánea. Su publicación inicial en español permitirá que estas historias lleguen primero a los corazones hispanohablantes, antes de abrirse paso en otros idiomas, culturas y geografías, llevando así el mensaje de Atilano a nuevas latitudes.
En la obra de Atilano Sevillano, cada palabra es una semilla, cada poema, una flor cultivada con precisión y cariño en el terreno fértil de la introspección. «Poemas Mínimos» es una arquitectura del alma humana, construida con los materiales esenciales: silencio, reflexión y emoción. Una voz firme en la literatura breve contemporánea, que no teme mirar hacia dentro para hablarnos a todos.
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